CAPITULO V: LA EVOLUCIÓN DEL ESTADO FEUDAL

 

CAPITULO V: LA EVOLUCIÓN DEL ESTADO FEUDAL

En este capítulo se describe la evolución del Estado feudal desde sus orígenes hasta su consolidación como una estructura jerárquica bien definida. Comienza destacando la génesis de la propiedad inmueble, explicando cómo la concentración de esta riqueza marcó la transición del Estado feudal primitivo a formas más complejas de organización social, como la ciudad-Estado. Se menciona la diferenciación económica entre nobles, hombres libres y esclavos, con la propiedad de bienes inmuebles como un factor clave en la estratificación social. A medida que se establecieron los primeros asentamientos y se consolidó la propiedad privada de la tierra, se observó una creciente concentración de tierras en manos de unos pocos.

Inicialmente no se percibió cómo la expansión de la propiedad inmueble aumentaría la riqueza y el poder de ciertos individuos, pero con el tiempo esto se hizo evidente, los señores feudales, al controlar grandes extensiones de tierra y tener a campesinos subyugados como mano de obra, consolidaron su posición y poder. Se describe cómo la acumulación de tierras y la subordinación de campesinos condujeron a una consolidación del poder y la riqueza de la nobleza territorial, los nobles, al mantener un séquito militar y adquirir más esclavos, incrementaban sus tributos y fortalecían su posición dentro del sistema feudal. Oppenheimer menciona sobre cómo el proceso de concentración de tierras y poder se replicó en diferentes contextos, como en Japón, mostrando una evolución similar a la de Europa Occidental. Se enfatiza que el autor busca narrar la evolución típica y las consecuencias universales de las características humanas en diferentes sociedades feudales.

En el texto se analiza el poder central en el Estado feudal primitivo, destacando que la autoridad despótica centralizada surge como una consecuencia directa de la guerra y la consolidación de tribus o comunidades, se mencionan ejemplos históricos de líderes militares que se convirtieron en poderosos déspotas, así como la evolución de Estados territoriales con autoridades centrales fuertes. La combinación de poderes, como el militar y el sacerdotal, contribuye al desarrollo del despotismo en diferentes contextos culturales, en este sentido, se habla de la importancia del monopolio comercial en el aumento del poder del jefe tribal o monarca, y se hacen comparaciones con otros sistemas de gobierno despótico. El autor explica la forma en que se ejerce el poder y en este sentido, enfatiza la diferencia entre despotismo y absolutismo, señalando que incluso en sistemas aparentemente déspotas, existían controles y equilibrios internos, especialmente ejercidos por las clases nobles o feudales. Se mencionan casos específicos de sociedades africanas y de Oceanía para ilustrar cómo el poder central, aunque limitado por ciertos factores, seguía siendo preponderante en la vida y la integridad física de los individuos.

En cuanto a la desintegración sociopolítica en el Estado feudal primitivo, se destaca la fusión patriarco-aristocrática que caracteriza este sistema, a medida que el poder se concentra en manos de los señores feudales, se observa una dinámica de descentralización del poder estatal y un aumento del poder local. Los señores feudales adquieren autonomía y control sobre territorios y poblaciones, lo que lleva a la fragmentación del Estado en entidades territoriales independientes. Esto se traduce en la pérdida de libertades y derechos para los campesinos libres comunes, quienes pasan a ser vasallos de los señores feudales. La expansión del poder feudal y la creación de sistemas de explotación agraria profundizan las desigualdades sociales y debilitan la cohesión social del Estado feudal primitivo, este proceso de descomposición y descentralización del poder se repite históricamente en diferentes contextos y regiones, llevando al debilitamiento de la autoridad central y al surgimiento de poderes locales autónomos.

El texto aborda la evolución del amalgamiento étnico y la formación del Estado feudal desarrollado. Inicialmente, describe cómo la amalgamación entre hombres libres y la plebe escaló posiciones sociales y permitió matrimonios y relaciones sexuales entre diferentes clases sociales, esto llevó a la internacionalización étnica y la formación de una clase social homogénea. En este proceso, los descendientes de subyugados alcanzaron posiciones destacadas, incluso superando a los hombres libres comunes. Se menciona que este fenómeno es universal en la historia, donde el poder se concentra en la clase dominante que requiere más instrumentos de dominación para avanzar, así, se forman grupos de influencia en las cortes reales y señoriales, con descendientes de confianza y representantes del grupo dominante.

Oppenheimer también habla de cómo este proceso se refleja en diferentes culturas, como en Egipto, Japón y Europa Occidental, donde la nobleza feudal se formó a partir de diferentes estratos sociales. Describe cómo el Estado feudal desarrollado creó una jerarquía de estratos sociales basada en la dependencia mutua y la protección de estratos superiores a inferiores. Finalmente, se argumenta que la conciencia étnica desaparece en favor de la conciencia de clase, donde las diferencias sociales se convierten en el factor dominante en la vida del Estado feudal desarrollado. El texto concluye que, en esencia, el Estado feudal desarrollado sigue siendo similar al estado primitivo, pero más elaborado en términos de estructura y métodos de explotación política y económica.

 

 

 

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