SECCIÓN C. FACTORES INTELECTUALES

 

En este capítulo del libro se habla sobre los factores intelectuales en el contexto de los partidos socialistas, se destaca la inevitable superioridad y necesidad de los líderes profesionales sobre las masas. Al principio, los líderes son pocos y su trabajo es marginal, pero a medida que el partido crece, se requieren más líderes profesionales para satisfacer las nuevas necesidades organizativas y exteriores, en este sentido, este cambio de diletantismo a profesionalismo acentúa las diferencias culturales entre los líderes y las masas, asegurando el dominio de las minorías. La superioridad intelectual de los líderes es crucial, especialmente en países donde muchos líderes son abogados, médicos y profesores universitarios, esta superioridad formal se manifiesta claramente en países como Italia, donde profesionales desertores de la burguesía se convierten en líderes del proletariado. En cambio, en Alemania, la mayoría de los líderes provienen de las clases trabajadoras debido a la firme resistencia de las clases burguesas contra los trabajadores revolucionarios.

Con la profesionalización, los líderes de origen obrero adquieren una educación más avanzada y una comprensión más clara de las relaciones sociales, mientras que las masas permanecen en un nivel de instrucción más elemental, este conocimiento técnico y experiencia de los líderes en cuestiones políticas crea una brecha aún mayor entre ellos y las masas, consolidando su poder y haciendo imposible que las masas adquieran un conocimiento profundo de la maquinaria social. Los líderes profesionales monopolizan no solo la administración del partido y la prensa, sino también la representación parlamentaria; la participación en el parlamento aleja a los líderes de sus electores, aumentando su competencia técnica y, por ende, la distancia entre ellos y las masas, la familiaridad con la política y los problemas fiscales los hace indispensables mientras el partido siga tácticas parlamentarias. Esta situación hace que los líderes sean irremplazables, ya que poseen conocimientos especializados inaccesibles para la mayoría de los miembros del partido.

La influencia de los líderes se refuerza por su habilidad en maniobras parlamentarias y su dominio en reuniones, lo que les permite evitar discusiones controvertidas y manipular las votaciones. Los líderes, ya sean de origen obrero o burgués, adquieren una intangibilidad que consolida su posición privilegiada debido a su oratoria, personalidad y habilidades especiales. Las masas, conscientes de la importancia de sus líderes para la legislación social y la lucha por la libertad política, son reacias a destituirlos, incluso cuando estos entran en contradicción con los principios del movimiento. Esta incompetencia de las masas en la vida política justifica teóricamente el dominio de los líderes. El socialismo inglés, influido por la teoría de los grandes hombres de Thomas Carlyle, acepta un cierto grado de despotismo benévolo y confía en la sabiduría de los líderes para la efectividad de la democracia. Esta necesidad de líderes especializados se asemeja a la dependencia de especialistas en medicina o química industrial. Así, la democracia se transforma en una aristocracia donde los líderes, considerados los más capaces y maduros, asumen la dirección, no solo como representantes del partido, sino como individuos conscientes de su propio valor.

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